Calisto es una de las cuatro grandes lunas de Júpiter. Foto NASA/Europa Press


La CNSA, agencia espacial de China, planea el lanzamiento a finales de esta década de una nave espacial a Júpiter que podría incluir un módulo de aterrizaje con destino a la luna Calisto.

Científicos chinos, que trabajan con colaboradores europeos, están desarrollando planes para dos conceptos distintos de misión a Júpiter, uno de los cuales probablemente avanzará.

Ambos buscan desentrañar los misterios detrás de los orígenes y el funcionamiento del planeta utilizando una nave espacial principal y uno o más vehículos más pequeños, informa The Planetary Society.

Las misiones en competencia se llaman Jupiter Callisto Orbiter y Jupiter System Observer, o JCO y JSO, respectivamente. Ambas se lanzarían en 2029 y llegarían en 2035 después de un sobrevuelo de Venus y dos sobrevuelos de la Tierra. JCO y JSO estudiarían el tamaño, la masa y la composición de los satélites irregulares de Júpiter, los capturados por Júpiter en lugar de formados en órbita, y a menudo en órbitas distantes, elípticas e incluso retrógrada.

La luna ideal para aterrizar


Calisto es la más externa de las cuatro lunas galileanas, ubicada lo suficientemente lejos de Júpiter como para que la gravedad del planeta gigante no caliente su interior como las otras tres: Io, Europa y Ganímedes.

Es probable que Calisto se haya formado con el material sobrante de Júpiter y se ha mantenido en su mayor parte inactivo desde entonces, con solo impactos de asteroides para modificar su superficie. Por lo tanto, la luna conserva una historia del primer sistema de Júpiter y de nuestro sistema solar en general para que la estudie un módulo de aterrizaje.

Calisto también tiene una atmósfera delgada con pequeñas cantidades de oxígeno, lo que aumenta su atractivo científico a pesar de ser menos atractiva que las lunas oceánicas subsuperficiales, Europa y Ganímedes, e Io volátil y activo.

Calisto es también la luna joviana menos desafiante para aterrizar: es solo un poco más grande que la luna de la Tierra y tiene una superficie relativamente plana. También se encuentra fuera del intenso campo de radiación de Júpiter.

En 1969, la humanidad concretó la hazaña de llegar la Luna, el satélite natural de la Tierra; en 2005, la sonda Huygens aterrizó en Titán, el mayor de los satélites naturales de Saturno, tras una travesía de ocho años, documentó las primeras imágenes de una luna extraterrestre.